Su objetivo es complementar a los árboles en su tarea de captar el dióxido de carbono. Podría captar hasta 90 mil toneladas de CO2 al año.
En distintos países del mundo están en desarrollo proyectos de árboles artificiales como una respuesta alcalentamiento global. Su objetivo es complementar a los árboles tradicionales en su tarea de captar el dióxido de carbono.
En la Universidad de Columbia, en Nueva York, por ejemplo, el profesor de geofísica Klaus Lackner propuso una especie de matamoscas gigante que tiene esa capacidad.
Calcula que cada uno de estos aparatos extractores podría captar hasta 90 mil toneladas de CO2 al año, el equivalente a las emisiones de 20 mil automóviles.
Lackner propuso su idea en 2007 y todavía trabaja en ella.
Parecida es la propuesta del investigador español Eusebio Moro, se trata de unas especies de motores aspiradores recubiertos en aluminio.
Aldo Bril, vicepresidente de la Corporación de Inventores de Chile, quien representa a Moro en nuestro país, dice que ya han sido probados en forma experimental, con éxito, en la Universitat Jaime Primero de Castellón, Valencia. Allí determinaron que un "árbol" de este tipo es capaz de aspirar hasta cuatro mil metros cúbicos de aire por hora, lo que equivale a la función que realizan 90 eucaliptus en un día.
En Chile, opina Bril, la tecnología podría ser de gran ayuda no solo para captar el CO2 , sino para enfrentar zonas saturadas como Temuco y Puchuncaví, y el interior de los túneles de las autopistas.
Este "árbol" cuenta con una especie de motor de aspiradora que chupa el material particulado, el que luego pasa por un sistema catalizador que retiene las partículas de carbono y las transforma en una especie de material sólido que luego se retira. Además, un sistema de rayos ultravioleta mata todos los gérmenes y patógenos. Los filtros se limpian cada seis meses.
En principio se instalarían en Valencia y Barcelona, pero la crisis económica postergó el plan: cada uno cuesta 15 mil dólares.
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